El kéfir es un producto lácteo, parecido al yogur líquido, que se produce por fermentación a través de distintas levaduras y bacterias. También se conoce como yogur búlgaro, leche kefirada o yogur de pajaritos (en Chile).
Entre los probióticos más importantes presentes en el grano de kéfir destaca el Lactobacillus kefiranofaciens, el Lactobacillus casei y el Lactobacillus paracasei.

Su nombre procede de la palabra turca keyif, que significa “sentirse bien”, se cree que procede del Cáucaso y se consume desde hace siglos.
Tiene un sabor fuerte y agridulce y su consumo frecuente es muy beneficioso para la salud intestinal al ser muy rico en probióticos, más incluso que el yogur normal.
Entre los beneficios de consumir kéfir podemos destacar los siguientes:
- Potencia la microbiota intestinal al ser muy rico en probióticos; puede tener hasta 61 cepas de bacterias y levaduras.
- Protege frente a infecciones. Diferentes estudios demuestran que los lactobacilus del kéfir son capaces de inhibir el crecimiento de bacterias perjudiciales para nuestro organismo.
- También posee propiedades antiinflamatorias, inmunológicas, antioxidantes, e hipotensivas.
- Favorece una buena digestión como consecuencia de su riqueza en probióticos.
- Mejora la intolerancia a la lactosa. Además, es hipoglicemiante e hipolipémico.
- Posee un claro potencial anticancerígeno por la capacidad de sus probióticos de reducir el crecimiento de tumores, tal y como revelan algunos estudios publicados en National Library of Medicine.
- Protege frente a la osteoporosis, ya que tanto sus probióticos como su vitamina K favorecen el metabolismo y la absorción del calcio.
- Es muy nutritivo. No sólo es rico en levaduras y bacterias beneficiosas, sino en minerales y vitaminas A, D, K y B.
